Abstract
Entre los conceptos omnipresentes que se citan como característicos de la época contemporánea, se cuenta, sin lugar a dudas, la interconexión global, así como lo que se podría considerar tanto su causa como su resultado: la red. Las redes son estructuras de conexiones que se entrelazan, presentándose algunas de ellas como invitaciones a la interacción —así en Opera aperta de Umberto Eco o en La mort de l'auteur de Roland Barthes—, mientras que otras aparecen como almadrabas sin salida —recordemos, por ejemplo, el destino de la mosca en el poema «Arachne» de la poeta alemana Gertrud Kolmar—. Dentro de las estructuras reticulares no solo podemos diferenciar redes analógicas de digitales o redes naturales de artificiales, sino que también podemos distinguir entre conexiones productivas o receptivas — piénsese, por ejemplo, en la diferencia entre los miembros nucleares de una red social, típicamente irradiadores de nuevas variantes lingüísticas, y los periféricos, que van adoptando progresivamente dichas variantes—; conscientes o inconscientes.
Este número monográfico presenta una serie de trabajos surgidos en el marco del VIII Dies Romanicus Turicensis, celebrado los días 12 y 13 de junio de 2015 en la Universidad de Zúrich con el objetivo de ahondar en nuestro conocimiento sobre aquellas redes y técnicas de conexión que empleamos a la hora de estudiar la literatura y la lengua en general, y las lenguas y literaturas románicas en concreto; cómo surgen y se desarrollan; qué efecto y significado tienen en sus respectivas áreas, y, finalmente, hasta qué punto se relaciona la noción de red tal y como la encontramos en el debate público —habitualmente asociada con la actualidad y los medios digitales— con aquellos conceptos establecidos en la ciencia de la literatura y la lingüística.
En los trabajos incluidos en esta selección podemos distinguir dos líneas principales, a saber: la seguida por los autores que emplean los conceptos de red y de estructura reticular como mecanismos heurísticos para describir y comprender mejor determinados procesos lingüísticos, literarios o culturales; y la seguida por los autores que toman la red —sea en su sentido tópico o metafórico— como el propio objeto de estudio. La riqueza y variedad de estos diferentes tipos de redes, todas ellos entre estructura y metáfora, ponen de relevancia el alto potencial del concepto, que promete fructíferas líneas de trabajo futuras.